
Desde la aprobación de la Ley 27.350 en 2017 y sus respectivas modificaciones una gran cantidad de universidades e institutos oficiales incorporaron a su enseñanza temáticas relacionadas con el cannabis. Postgrados, seminarios, diplomaturas, cursos intensivos, distintas formas para alcanzar un mismo objetivo: darle un marco académico al cannabis.
Quizás por primera vez un grupo tan diverso como profesionales de la salud, agricultores, productores y pacientes o sus familiares se encuentran en un aula para buscar respuestas y un acercamiento a las terapias con cannabis. Casas de estudio y ONG´s de todo el país lanzaron una oferta académica diversa para profesionalizarse en el uso de cannabis terapéutico. Algunas más centradas en la parte médica, otras con mayor profundidad en el proceso de producción y cultivo y algunas que alternan ambas facetas. Hay de todo tipo.
“La idea de organizar la diplomatura fue porque descubrimos que hay un gran déficit en la currícula de las facultades y los postgrados en formación en cannabis medicinal desde toda perspectiva”, explica Silvia Kochen, coordinadora de la Diplomatura en Cannabis y sus usos medicinales en la Universidad Arturo Jauretche, y agrega: “También vimos que hay muchos saberes que no están en la academia, por eso invitamos como docentes a gente que viene con mucha experiencia en el tema que son de ONG u organizaciones con muchos años trabajando y que no están dentro de universidades o del CONICET”. La primera edición de la diplomatura fue todo un éxito y récord, ya que contó con más de siete mil inscriptos en todo latinoamérica. Actualmente está en curso y para julio esperan lanzar la segundo cohorte y una diplomatura superior.
A diferencia de lo que sucede con la Jauretche, que tiene entre sus alumnos un público general, otras sí apuntan a un alumnado específico. En la Universidad Nacional de Rosario (UNR) lanzaron el año pasado una diplomatura internacional, “Estudios avanzados en endocannabinología, cannabis y cannabinoides”, especial para profesionales de la salud, con un enfoque químico y fisiológico. “Hay todo tipo de estudiantes, desde el lado de los médicos vemos claramente una necesidad de encontrar certezas para saber en qué situación prescribir cannabis y cómo poder tener seguridad sobre la procedencia de los aceites que se consiguen”, cuenta Esteban Serra, investigador del CONICET y ex decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad de Rosario. “Me inscribí por la excelencia académica que prometía la diplomatura de la mano de su directora, Raquel Peyraube y porque la demanda social de cannabis de uso médico nos interpela a los profesionales de la salud y es necesario formarnos para poder acompañar a los pacientes en tratamientos seguros, eficaces y de calidad”, cuenta Aldana Intiliangelo, estudiante de la diplomatura. La UNR también tiene otra diplomatura con un abordaje más integral y enfocada a un público general y que exige título de grado. Además están por abrir nuevas. “Es importante dar diferentes opciones. Por ejemplo en abril lanzaremos una de producción y regulación de cannabis, enfocada a la parte industrial y ya abrimos la inscripción”, afirma Serra.
Los alumnos que se inscriben tienen diferentes intereses pero todos persiguen el fin de poder encontrar algunos conocimientos con respaldo científico. Y en esta búsqueda coinciden todos los actores de la cadena del cannabis, desde productores, cultivadores, médicos y también pacientes. Es lo más novedoso. Quienes reciben el tratamiento muchos son los que investigan, preguntan, buscan y después lo llevan a los profesionales de la salud. “Esto no es novedoso para los que venimos en este tema porque es algo que sucede desde le principio y es muy beneficioso”, cuenta Kochen
No solo las universidades o casas de estudio oficiales salieron a cubrir una demanda creciente y dar una oferta educativa de calidad, muchas ONG organizan sus propios cursos y seminarios de distintas temáticas. En Educannar, por ejemplo, hace poco dieron uno de odontología y cannabis y preparan uno internacional junto a otra asociación de Perú. “Constantemente damos capacitaciones orientadas a profesionales de la salud que buscan capacitarse en el tema, aunque entre nuestros alumnos hay muchos pacientes o familiares que se acercan para aprender. Porque nosotros creemos que es fundamental educar al paciente para que sepa lo que está tomando y pueda hacerse dueño de su tratamiento”, relata Mariana Rios, odontóloga y una de las fundadoras de Educannar. Ella tiene su propia experiencia como paciente. “Mi acercamiento al cannabis fue en busca de una respuesta para mi hijo y me encontré sola, sin ningún tipo de acompañamiento. Por eso me parece importante poder compartir y capacitar a los profesionales que están abiertos a esta nueva posibilidad”, cuenta Rios.
Actualmente hay todo tipo de cursos y seminarios con diferentes orientaciones (ver listado), algunos más generalistas y otros con una especificación especial, como el postgrado de Universidad de Quilmes: “Diploma de Posgrado en Cannabis, Regulación y Política de Drogas”, dirigido por Luis Osler y orientado al desarrollo de políticas públicas en la materia. “Aportar al diseño, formulación, implantación y evaluación de una política pública de drogas en el marco del Estado democrático de derecho”, figura entre los objetivos del programa. Y no solo en Buenos Aires, las universidades de San Luis, La Pampa, Rio Negro y Entre Rios, entre otras, han abierto distintos programas relacionados con la temática. La Universidad de Entre Ríos, por ejemplo, acaba de cerrar la inscripción con una perspectiva centrada en los derechos humanos, algo totalmente novedoso que busca romper la barrera de estigmatización que aún tiene el cannabis.
Esto recién comienza y la mayoría de las casas de estudios están preparando nuevas ediciones y ampliando la oferta de cursos. “Hay una gran demanda de poder conocer y encontrar certezas sobre todas las posibilidades del cannabis. Y es fundamental que se generen cada vez más posibilidades de aprendizajes, para que los profesionales puedan acompañar a los pacientes y que la experiencia sea positiva. Quizás una persona queda sin un tratamiento que le pueda mejorar la calidad de vida porque compra un aceite que no es adecuado, no tiene una respuesta positiva y piensa que el cannabis no le sirve. Y el cannabis no es el problema, sino el desconocimiento y la calidad del producto”, afirma Mariana Rios.

Periodista. Productor de radio y televisión.