Carol Golini es médica pediatra e incorporó a su formación conocimientos de fitoterapia. Fue así como llegó al cannabis de uso medicinal y, desde el consultorio, brinda el acompañamiento a las familias para guiarlos en pruebas terapéuticas.
El recorrido empezó en la fitoterapia y con la certeza de que había una forma de comprender la medicina, y de aplicarla que “se quedaba corta”. Carol Golini estudió en la Universidad de Buenos Aires y realizó su residencia en clínica pediátrica en el Hospital Garrahan. Una década pasó en el centro de salud de referencia internacional y luego continuó trabajando en el Hospital General de Niños Pedro Elizalde.
En paralelo a su formación médica, Golini incorporó otras terapias y se encontró con la fitoterapia. “Encuentro una herramienta que puede ser beneficiosa en distintas situaciones”, explica.
Para ella el cannabis es un recurso más pero destaca que “viene impulsado desde la comunidad, desde la sociedad hasta la comunidad médica” y que “expresa una necesidad médica que no estaba contemplada”.
—¿Cómo llegás al cannabis de uso terapéutico?
—A partir del estudio de las plantas y de comprender que realmente hay muchísimo potencial terapéutico en un montón de plantas que no estamos aprovechando. En el devenir de la historia, y en el desarrollo de la medicina, nos hemos enfocado mucho en el tecnicismo, en ciertas tecnologías y en el desarrollo de otro tipo de productos. Y se han dejado de lado productos vegetales que nos han acompañado por milenios. Es un desaprovechamiento de un recurso muy importante. Los fitopreparados pueden ser muy útiles, desde aquí yo me acerco al cannabis terapéutico, estudiándolo como una planta más.
—¿Y cómo es la experiencia en el consultorio?
—En fitoterapia hay dos cuestiones. Por un lado hay algunas indicaciones, no es como un vademecum, es mucho más amplio. Por el otro, hay un fenómeno muy importante y es que en cada persona puede actuar diferente el extracto vegetal. Puede haber condiciones que se vean beneficiadas pero hay una variabilidad entre los individuos.
Cuando surge esta demanda de acompañamiento para guiar una prueba terapéutica, es importante considerar que es eso: es una prueba terapéutica para ver si hay un beneficio. También es importante entenderlo de una manera dinámica, que puede ser por un tiempo y después puede requerir cambios.Como en cualquier tratamiento uno tiene que plantear objetivos. Se necesita tiempo porque las respuestas pueden ser variables. Siempre el tratamiento puede ser flexible y dinámico.
—¿Para qué patologías recomiendan el uso del cannabis?
—Cuando uno recibe a una familia que viene a consultar por un problema hace un diagnóstico de situación. En función de eso hacés una sugerencia terapéutica. Los motivos pueden ser diversos, hay situaciones funcionales, como pueden ser alteraciones en el sueño o cuestiones adaptativas. O acompañar procesos familiares o de condiciones de salud preexistentes, alguna situación del neurodesarrollo o algún padecimiento de dolor. Además de los motivos neurológicos. Pero no hay una indicación fija, hay un problema que uno recibe y, a partir de ahí, se elabora la propuesta terapéutica. Hay familias que vienen probando cannabis y otras que no quieren. Hay que adecuar el esquema en función de ese deseo.
—¿Es más complejo en pacientes pediátricos que en los adultos?
—Siempre es más difícil porque estamos hablando de la intención terapéutica de una persona y estamos tratando con otra persona que está involucrada emocionalmente. Siempre hablamos de tutor legal pero, en realidad, es un poco más complejo, no es sólo el tutor legal: es una persona que está implicada emocionalmente y que tiene intereses propios que no necesariamente coinciden con los intereses que tienen los niños. Entonces es importante -primero- asumir al niño como un sujeto, como un individuo que tiene intereses propios, que tiene opinión y que lo que sea que le va a suceder va a ser en su en su cuerpo.
—Además de cannabis, ¿qué otras plantas usás para acompañar tratamientos?
—Manzanilla, lavanda, malva, caléndula, plantago, calanchoe, jengibre y echinacea. Hay de todo, hay muchísimas opciones.
—En los tratamientos, ¿los fitopreparados o el cannabis reemplazan a los fármacos?
—Hay que sacar la imagen de demonización del fármaco. A veces sí se necesita. Otras se necesita pero hace daño o cuando el paciente no responde al tratamiento y se necesitan otras cosas, o cuando no es suficiente. No hay que estigmatizar a ninguna medicación así como tampoco ninguna medicación es la panacea. Por eso, personalmente, creo que tenemos que ir hacia una convivencia de varias terapias a la vez. No me parece que sea elegir entre una u otra. Me parece que una se puede apoyar en otra de una manera sinérgica. Es largo el camino, falta un montón para que eso pueda pasar.
Periodista, estudió Comunicación Social en la UNLZ.