Cannabis contra el dolor: “Buscamos mejorar la calidad de vida”

Fabiana Vanasco, médica clínica especialista en endocannabinología, explica los desafíos de la terapéutica cannábica en el tratamiento del dolor. Por qué representa un cambio significativo con los tratamientos convencionales. Su propia experiencia como motor de búsqueda y aprendizaje.

“Cuando el dolor es crónico te tira para abajo, no querés hacer nada, no te querés juntar con nadie. No tenés fuerza para hacer, para hablar. Entonces, si algo tiene un poco de psicoactividad por THC, que son analgésicos y mejora el ánimo, viene bien porque mejora tu calidad de vida. Es lo que buscamos”, afirma Fabiana Vanasco, médica clínica doctorada en endocannabinología y especialista en tratamiento del dolor.  En sus palabras busca desterrar los mitos y prejuicios que aún hoy muchos tienen sobre el cannabis y sus riesgos. En el centro de la terapéutica siempre está el paciente y su bienestar.

Las claves del tratamiento

Si bien el uso de cannabis tiene una gran cantidad de posibilidades para tratamiento, la mayoría de las consultas que recibe Vanasco son por dolor. Ella misma, por su historia, lo utiliza para combatir los síntomas de una fibromialgia que padece hace unos 15 años. “Un gran porcentaje de la población mundial tiene dolor. Esto se debe principalmente a enfermedades autoinmunes e inflamatorias. Hay un desgaste de las articulaciones por artrosis. Antes la gente se moría a los 40-50 años por causas hoy evitables, como infartos o infecciones. La expectativa de hoy es 90. Se duplicó y el organismo no está preparado para eso. La mayoría tiene hernia de disco a nivel cervical o lumbar. Esas son consultas muy frecuentes. Y la gente mayor de 60 a 70 años empieza con artrosis porque toda su vida no se cuidó, no hizo ejercicio o tuvo trabajos de fuerza. Eso va provocando una alteración en la dinámica de la columna y entonces duele”, explica Vanasco.

Qué dolores tratar con cannabis

La lista de patologías que describe y que generan el padecimiento es larga: artrosis de rodilla de cadera, hernia de disco, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoidea, artritis psoriásica (cuando la psoriasis además además de la piel ataca las articulaciones), esclerosis múltiple (consultan por espasticidad y dolor), dolor de difícil manejo. También están los pacientes oncológicos pero, según explica, estos ya son más complejos por la interacción con la quimioterapia y la radiación. 

El cannabis como coadyuvante

“En el Hospital Roffo está Álvaro Sauri, referente del uso de cannabis en cuidados paliativos, que lo usa para las náuseas y vómitos derivados de los tratamientos. Y también para el menor uso de opioides”, dice Vanasco. La función del cannabis como coadyuvante y reducir la dosis de otros medicamentos con gran cantidad de efectos secundarios es clave en los tratamientos prolongados.

 “En el manejo de dolor se suele usar pregabalina, una droga de laboratorio que tiene muy pocos beneficios, te hace aumentar de peso y bajar un poco la ansiedad. Después están los antiinflamatorios, que ante un uso eventual son efectivos, como en un trauma, pero de manera crónica generan alteraciones gástricas y renales, a veces severas. El cannabis no tiene estos efectos y se puede usar en dosis muy bajas con muy buenos resultados”, afirma Vanasco y cuenta que los opioides usados en tratamiento de dolor, como el tramadol, la morfina o la metadona tienen efectos adversos muy fuertes (náuseas, vómitos, contispación) y una fuerte tasa de adicción.

“Es un problema muy frecuente en Estados Unidos. Además en dosis altas generan alteraciones respiratorias. Bajar la cantidad, con el cannabis, ayuda también a combatir esos efectos adversos”, sostiene.

Cómo funcionan los cannabinoides en nuestro cuerpo

“El cannabis lo que hace es aumentar nuestros propios endocannabinoides. Nuestro cuerpo produce la anandamida y el 2-AG, los endocannabinoides que funcionan localmente y se hacen a demanda”, describe. Y continúa: “O sea, cuando hay una lesión se producen localmente y se unen al receptor CB1 en distintos lugares del cuerpo. Es justamente el cerebro el que modula el dolor y en todas las vías del dolor vamos a encontrar receptores para los cannabinoides, ya sea los de la planta o los nuestros”. 

Vanasco especifica el modo de calmar el dolor: “Donde se produce la lesión, la vía del dolor va hasta la médula y ahí el ganglio dorsal recibe esa información y la sube al cerebro que carga de emoción esa sensación. En el cerebro es donde se modula el dolor y lo que va a hacer es tratar de bajar esa intensidad. Pero cuando éste se hace crónico, el cerebro deja de funcionar correctamente y los endocannabinoides se van agotando”. Entonces, describe, como ante cualquier falta en el organismo lo que hacemos es suplementar. “Eso logramos con THC, CBD y terpenos que funcionan en los mismos receptores donde actúan nuestros endocannabinoides. Tanto el THC como el CBD van a servir para el dolor porque actúan sobre la inflamación, modulando el dolor y haciendo una modulación descendente para bajar la intensidad”, explica Vanasco de forma clara y concisa. 

Los terpenos

En su relato aparecen los terpenos, muchas veces nombrados pero de los que se conoce poco aún. Y al parecer tienen un rol clave en el éxito de los tratamientos.  “Hay que ver qué cantidad tiene cada variedad y cuál es el que predomina. Son más de 200 terpenos y muchos no se conocen. Sí se sabe del limoneno que está en las que tienen un olor más cítrico o el linalol, que es el mismo de la lavanda y es relajante. Junto con el CBD, este terpeno tiene una función antiepiléptica”, cuenta la profesional. 

Y agrega información sobre otros terpenos estudiados: “El beta-cariofileno, por ejemplo, resiste la temperatura y actúa en los receptores tipo-2 que participan en la regulación de la función inmune y de la inflamación. Por ende, son excelentes antiinflamatorios. Al igual que el Mirceno, que está en las índicas”, afirma Vanasco. Cuenta, además, que uno de los grandes inconvenientes es que en el país aún no hay métodos para cromatografiar y medir terpenos. 

Menos dolor, mejor calidad de vida

De regreso al dolor, lo único importante no parece ser disminuir la cantidad sino buscar una mejora integral de la vida del paciente. El foco, una vez más, está puesto en la persona, en conjunto. Que mejore su descanso, su apetito, que recupere su vida social. En esa búsqueda la combinación de estrategias y la dedicación, la escucha, el seguimiento, cumplen un rol claves para aquellos que padecen hace mucho tiempo. “Empezar con una florcita en un té, en un mate, tarda un poco más pero a la larga va a producir una disminución del dolor. También las cremas en los abuelos, por ejemplo, desde la mano como en las muñecas o en las rodillas, donde en articulaciones están cerca de la piel las cremas con CBD tienen un efecto energético también bastante potente”, dice Vanasco. La vía de administración cambia según lo que se busca y se combinan en busca del mejor resultado.

Una nueva forma de atender

Desde la pandemia Vanasco trabaja con la virtualidad y eso le permite atender personas de todas partes. Llegan desde Entre Ríos, Córdoba y demás provincias. Y a su vez, le da más tiempo para llevar adelante las consultas, que no son la clásica relación médico-paciente. “Es una medicina muy personalizada. Te da más libertad de acción, podés responderle todas las preguntas, mandarle información”, cuenta Fabiana y explica que la idea es que los que llegan a su consultorio se puedan ir independizando en el tratamiento y aprendan a manejarse solos. “Van probando variedades, dosis. Mi recomendación es que pueden ir aumentando hasta encontrar efectos no deseados, que siempre son leves -como vómitos, mareos- y ahí lo mejor es que nos contacten y ver qué pasa”, relata. Siempre, después de la consulta queda un seguimiento por whatsapp.

Lo de prueba y error es algo que se repite en los tratamientos. No hay una fórmula única que sirva para todos en todo momento, según cuenta Vanasco. “Somos nuestros propios conejillos de india”, afirma y explica: “Yo lo pruebo todo en mi vida pero igual no es el mismo efecto que me hace a mí que le hace a otra persona porque depende de el metabolismo de cada uno, su sistema endocannabinoide, la forma de administración y cómo se absorbe”. 

Romper con los prejuicios

En el tratamiento hay varias etapas. Una es, muchas veces, romper con mitos y preconceptos que traen las personas cuando llegan al consultorio. “Tuve dos pacientes que tenían mucha mucha idea preconcebida y que de repente decidieron dejar el tratamiento porque decían que les daba pesadillas. No es posible con dos gotas pero bueno, hay sensibilidades diferentes», relata. También sucede que muchas personas acceden al cannabis sin estar enmarcado en una terapia y hay formas de administrar, calidades de aceites y cantidades que no son las adecuadas para la patología que se busca tratar.

“Cuando vienen usando aceite, lo primero es encontrar cosas que están haciendo mal y no están manejando bien”, cuenta. Explica que algunos estaban tomando muy poco y eso no les permitía controlar el dolor y otros, por el contrario, vaporizaban varias veces y eso generaba una sobredosificación. “El problema con esto es que el cannabis tiene una curva de acción y, cuando vos usás de más, pueden comenzar los efectos adversos y los positivos disminuyen. Esto es porque los receptores están inundados de cannabinoides y dejan de reaccionar. Lo mejor, en esos casos, es suspender unos días”.

Aceites, variedades y cromatografías

Una de las problemáticas que persisten en las terapéuticas cannabicas es dónde y cómo se consigue el aceite. Además, asegurarse que lo que se toma tiene la composición adecuada y lo que cada uno de los pacientes necesita. Aquellos que no logran acceder al autocultivo no encuentran las herramientas para lograr dar con el aceite adecuado.

“En general busco alguna ONG que quede cerca de quien lo va a utilizar y me pongo en contacto, aunque muchas veces los que son del interior tienen la posibilidad de cultivar. Ahí también me fijo en asesorarlos en cómo están elaborando su propia medicina. No es una receta de cocina pero es relativamente fácil. Y si veo que con los videos no alcanza sí busco alguna organización que los ayude”, cuenta Vanasco.

Las ventajas de un aceite completo y la combinación de terapias

También le llegan las consultas por el REPROCANN, otro de los temas en los que los pacientes deben asesorarse y aprender.  La especialista cuenta que el problema con lo que se vende en la farmacia es que es sólo CBD y para algunas patologías no es lo adecuado, pero como algunos le tienen miedo a la prohibición y a la psicoactividad empieza con los preparados con exclusivamente CBD y a lo largo del tratamiento se van abriendo a otras alternativas más adecuadas.  

Vanasco suele recomendar a sus pacientes que no usen siempre una misma variante, sino que vayan rotándolas.  “Puede generar otros efectos, o sea puede ser más beneficioso o también puede ser más tolerable o las dos cosas”, explica. Y pone su propio caso de ejemplo: “Hace poco me tuve que mudar y estaba muy ansiosa. Entonces las cepas que venía tomando no eran las adecuadas porque eran más estimulantes y comencé a probar con más CBD por su gran efecto ansiolítico”. En otros casos también está la opción de combinar terapias, algo que la mayoría desconoce. Se puede alternar entre cremas, aceites y vaporizaciones. 

La clave: asegurar la calidad del producto

Para asegurar esas alternativas de tratamiento es necesario también asegurar la calidad del producto. Muchas veces, ante la falta de resultados, se han encontrado con preparados que no tenían una composición adecuada. Es por eso que las cromatografías cumplen un rol clave. Pero en este punto también hay mucho por avanzar.

“Lo venimos analizando con el CONICET. Es muy importante estandarizar los métodos de análisis cromatográficos. Es importante que los laboratorios puedan calibrar sus instrumentos para medir los cannabinoides de manera coordinada. O sea, al calibrar ellos tienen que compararlo con un parámetro estándar de THC y CBD, pero como cada uno lo trajo de afuera y de un lugar diferente los aparatos quedan calibrados de diferentes formas. Es decir, que uno manda el mismo aceite a dos laboratorios y obtiene resultados diferentes. Eso hace perder confianza”, explica Vanasco.