
Cuenta con cuatro máquinas japonesas de última tecnología, que llegaron por primera vez al país y garantizan la certificación de cannabis. Tiene estándares internacionales: analizan terpenos y cannabinoides, además de detectar humedad, productos residuales y hasta metales pesados.
Esta historia empieza con una paciente que, para calmar el dolor, acudió al cannabis medicinal. Tenía artrosis de caderas y su hijo médico, que hacía tiempo trabajaba con cannabis, la orientó en el uso. Pero rápidamente se enfrentó al problema de quienes llevan adelante este tipo de tratamientos: faltaba un control de calidad en la elaboración del aceite que utilizaba. Y en ese momento apareció, entonces, su otra hija, ingeniera química, que empezó a pensar en la posibilidad de armar un sistema que garantice un producto eficaz y de calidad. Así fue como surgió la idea que hoy se concretó y ya está funcionando en Mar del Plata: el primer laboratorio de análisis y certificación de cannabis.
Pilar Díaz es la hija de aquella mujer y actual directora técnica de Hemp Lab, y quien gestionó la inversión y construcción del laboratorio. Si bien hay universidades públicas y algunas empresas que ofrecen algunos análisis sobre terpenos y cannabinoides, el laboratorio es el primero que ofrece el análisis y la certificación especialmente para este producto.
Conocer qué tiene el aceite de cannabis para poder aplicarlo a cada dolencia, padecimiento o enfermedad es clave. Sobre todo, para evitar el consumo de productos que tengan concentraciones no adecuadas o directamente falsas. Para cumplir este objetivo, la inversión en el laboratorio fue de 1,3 millones de dólares y el trabajo empezó en 2019. Finalmente, lograron la compra de cuatro máquinas Shimadzu importadas de Japón, de máxima precisión. Es una tecnología utilizada en muchos países del mundo que llega a Argentina por primera vez. Esto les permitió iniciar acuerdos estratégicos con el CONICET, empresas de génetica y productores locales.
¿Cómo funciona?
El proceso permite distintos niveles de análisis, teniendo entre tres y cuatro gramos del producto a certificar, que pueden ser cogollos o extractos. En el laboratorio de certificación de cannabis se realiza una comparación con una curva de calibración surgida a partir de estándares internacionales certificados y esto detecta la presencia de hasta ocho cannabinoides neutros, que evalúan la potencia, y 19 terpenos. Además, pueden reconocer presencia de pesticidas, humedad, productos residuales o incluso metales pesados. Por la variedad de análisis, el servicio puede ser útil para cultivadores pequeños pero también para empresas o industrias que trabajan con cannabis. Los procesos que usan están basados en recomendaciones oficiales de la Asociación de Químicos Agrícolas Oficiales (AOAC, por su nombre en inglés).

Periodista. Licenciada en Comunicación Audiovisual.