
Un estudio demostró que los pacientes diagnosticados con esta enfermedad y que pudieron acceder a un tratamiento con cannabidiol (CBD) demostraron un mejor sueño y calidad de vida que aquellos no recibieron cannabinoides.
Mayor tolerancia a la medicación, menor necesidad de medicamentos recetados en general, reducción de síntomas psiquiátricos como la ansiedad, mejor calidad de sueño y una mejoría en su calidad de vida. Estas son algunas de las conclusiones a las que llegaron los investigadores para pacientes diagnosticados con epilepsia que utilizaron “CBD artesanal” en comparación con quienes no lo recibieron y aclararon que no se observaron diferencias significativas en la cantidad de convulsiones.
El estudio, publicado en la revista Epilepsy & Behavior, fue realizado por investigadores de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos y financiado por la fundación Realm of Caring, dedicada a la investigación de usos medicinales de cannabinoides. Del estudio participaron 418 pacientes con epilepsia de los cuales 280 utilizaban el CBD artesanal mientras que el resto no utilizaban ningún tipo de cannabis. Según informaron, el 75 por ciento de los pacientes analizados en el estudio tenían una edad promedio de 21 años y más del 90 % de los que participaron afirmaron no haber utilizado cannabis de forma recreativa.
“Estos hallazgos enfatizan aún más la necesidad de una investigación controlada para determinar los tipos óptimos de productos de CBD, las dosis y el uso concomitante de otros medicamentos que maximicen los posibles beneficios clínicos y minimicen los riesgos potenciales”, afirma el informe y explica que como el CBD es un medicamento restringido para ciertas patologías muchas veces el seguro en Estados Unidos no lo cubre y los pacientes optan por productos artesanales y alternativos con CBD que se venden como “suplementos dietéticos”.
Según los resultados publicados por los médicos, tan sólo uno de cada cinco participantes del estudio informaron efectos adversos del CBD, entre las que estuvieron somnolencia (11%) y empeoramiento de los síntomas (4%). Otros también mostraron preocupación por la ilegalidad y el alto costo de los suplementos con CBD.
Los doctores participantes afirmaron que las dosis de CBD no representaron diferencias significativas en los resultados pero aclararon que a mayor cantidad de suministro se puede identificar puntuaciones más altas en la calidad de vida y mayor diferimiento de tiempo entre visitas. A su vez, explican que si bien algunos indicadores como el dolor no difirieron entre los grupos, otros indicadores ayudaron a un grado mayor de satisfacción de la salud entre los que utilizaron CBD artesanal. La clave, para ellos, estuvo en la mejoría del sueño y disminución de niveles de ansiedad. “Aquellos que usaban CBD tenían menos probabilidades de concurrir a la guardia o de haber estado limitados para ir al trabajo o a estudiar en el último mes”, aclara el estudio.
Si bien los especialistas hicieron salvedades sobre las limitaciones de estudio, como el hecho de que los datos sean autoinformados o que no hubo control sobre la dosificación y administración del CBD, así como la falta de uso de grupos con placebos para precisar la eficacia, concluyen que “la observación constante de diferencias clínicamente significativas entre los grupos al inicio y con los controles que iniciaron el uso de productos artesanales de CBD a lo largo del tiempo sugiere que el uso de estos productos puede mejorar la salud y la calidad de vida de los pacientes con epilepsia”.